El partido podría haber sido otro si no hubiera sido por las intervenciones determinantes del guardameta al filo del término de la primera parte. El Barça perdía la final de Copa del Rey frente al Valencia por 2 a 0 y un gol en esas dos ocasiones podría haber cambiado el signo del encuentro y, a la postre, de la final y de la Copa que podría haber viajado hacia la Ciudad Condal. Jaume Doménech fue clave parando dos balones excelentes. El primero más que el segundo, a disparo de Messi a media altura y a la derecha del portero, que sacó una gran mano, ràpida, ágil, para desviar el balón y negarle las mallas al cuero. La segunda, fue a chute desde fuera, cercano aunque centrado, de Rakitic, que Jaume atajó bien abajo. Ambas intervenciones, de mérito y vitales para su equipo, marcaron el devenir del partido y del torneo.
El encuentro empezó ya con mucha polémica sobre la poca motivación blaugrana tras el varapalo de la eliminación de Champions en Anfield y tras ganar la Liga y, sobre todo, la Copa en las últimas cuatro ocasiones de forma consecutiva. Se habló de falta de ganas, de hambre, por sumar un título más y acabar la temporada con un más que respetable ‘doblete’. El Valencia, en cambio, venía en línea ascendente, crecidos después de un pésimo inicio de curso pero tras haber logrado la última plaza de Copa de Europa en el último suspiro del torneo de la regularidad. Antes del pitido inicial parecía que las apuestas daban como favoritos a los de Marcelino, como a los pocos minutos de encuentro se demostró. Un Barça muy plano, sin punch ni atrevimiento por las bandas, con un alicaído Coutinho (como casi todo el año), no inquietaba las inmediaciones del meta ché, suplente habitual aunque el elegido para la Copa. Además, los blaugrana no replegaban bien ante las pocas aunque decisivas acometidas de los valencianistas que encontraban sus costuras y pegaban con fuerza y daño. Los goles llegaron por los laterales, fusilando en ambas ocasiones a Cillessen que no pudo hacer nada ante la buena y medida maniobra de Gameiro y el remate a bocajarro y casi con la cara a centro de Soler del internacional con la Roja, Rodrigo. Antes de la media hora, el trabajo ya estaba hecho aunqe tocaba apretar los dientes y sufrir.
El Barça se espaviló, se quitó el frac, abandonó el juego horizontal y empezó a achuchar. Fruto de ello llegaron los dos disparos cerca o pasado ya el minuto 40 que podría haber metido a los blaugrana en el partido y cambiado la historia del encuentro. A la vuelta, las entradas de Arturo Vidal y Malcolm generaron ocasiones y dudas entre los valencianistas, que sufrieron para mantener el resultado. Messi, tras una buena parada de Jaume en un córner, empujó libre de marca el esférico al fondo de la portería para acercarse en el marcador y ver algo de luz. Parecía que todavía había esperanza pero no fue así. Fueron los de Marcelino los que tuvieron tres ocasiones enormes y clarísimas para sentenciar. Doménech fue, sin duda, clave para la victoria y para la consecución de la Copa. La octava en la historia del club del Turia. Puede que esta vez el fútbol fuera justo y ganaran quienes más lo deseaban y pelearon.
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