Final de Champions entre dos clubes ingleses y en las porterías, un francés y un brasileño. Del segundo, que es del que trata este artículo, se esperaba mucho aunque también del galo Lloris, meta del Tottenham. La Copa, la ‘orejona’, se la llevaron los reds del Liverpool en un partido que durante la primera parte no cumplió con las expectativas. Y eso que empezó con un giro de guión inesperado. Penalti contra los spurs en el primer minuto por unas manos algo discutibles -el balón impacta primero en el pecho- de Sissoko que -también es cierto- tenía las manos en posición poco natural y muy desplegadas para encontrarse dentro del área. Gol del Liverpool y nuevo partido por delante. Primeros 45 minutos algo soporíferos, con pocas ocasiones y pocas intervenciones de los dos guardametas (considerados entre los mejores del mundo).
A la vuelta del descanso, cambio de escenario. Los spurs apretaron y buscaron el gol del empate con cierto ímpetu aunque poco acierto ni precisión. Los disparos fueron a morir a las manoplas de Alisson, que bien colocado, tampoco fue exagareadamente exigido y respondió con eficacia a las acometidas de los pupilos del argentino Pocchettino. En cualquier caso, el brasileño no falló como sí -tristemente- ocurrió el año pasado con la actuación del alemán Karius en la final entre, nuevamente, el Liverpool de Klopp y el Madrid. Aquella final evidenció como uno de los puntos flacos del club inglés la portería, que solventó con el fichaje del meta de la canarinha procedente de la Roma por un montante sobre los 65 millones de euros. A la postre, este año, se ha demostrado como un gran acierto. Su incorporación ha acabado con las dudas arrastradas en los últimos años en esa posición y sustenta un proyecto de futuro esperanzador y de recorrido.

Alisson, eso sí, se lució en una falta algo lateral lanzada por Eriksen al palo del portero y que requirió de una estirada muy plástica, bonita y con algo de complejidad. Desvió el balón a córner en una intervención que podría haber cambiado el signo del partido. De materializarse, podría haber significado el empate del Tottenham, que disputaba su primera final de Copa de Europa de su historia. En cualquier caso, no fue así y algunos minutos más tarde el belga Origy conseguía el segundo y definitivo tanto que ponía el 2 a 0 con el que acabó el encuentro.
De Kane, que reaparecía tras dos meses de lesión, pocas cosas y pocos detalles. Digno y justo vencedor el Liverpool, con una plantilla muy equilibrada y una delantera compenetrada, rápida, peligrosa, inteligente y con mucha calidad. Nadie se acuerda ya del ‘culebrón’ Coutinho que se extendió durante temporada y media y que dio con el astro brasielño en el Barça, donde no está rindiendo al nivel esperado. Alisson, por su parte, sigue con su progresión y tras un buen partido sigue creciendo entre la élite, sobre todo, a base de buena colocación y un estilo en general carente de excentricidades y que prima la eficacia en sus acciones.
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