Jan Oblak se ha perdido este año por lesión más partidos de los habituales en otras campañas con el Atlético de Madrid y eso ha permitido ver bastante más a su suplente: portero croata, Ivo Grbic, de Split, que llegó el verano de 2020 a cubrir la baja de Antonio Adán, que no renovó, y fichó por cuatro temporadas. Llegó siendo una muy interesante promesa bajo palos, que en este tiempo ha tenido pocos minutos pero que ha causado muy buenas sensaciones. En Europa son unos cuantos los clubes que preguntan por su futuro. El guardameta balcánico tiene que dar un giro a su carrera, para conseguir la tan necesaria y ansiada regularidad bajo el marco.
Internacional en todas las categorías inferiores con su selección, llegando incluso a ser llamado para la absoluta y convocado como tercer guardameta para el Mundial de Qatar, su seleccionador le llegó a reconocer, según publicaron algunos medios, que de ser titular en su club habría salido de inicio en el máximo torneo mundial de fútbol con su combinado nacional. Y ahí está la cuestión. En el Atlético de Madrid están muy satisfechos con él -se ha integrado bien en el grupo y asumido con entereza y gran trabajo en los entrenamientos su suplencia-, pero son conscientes de la situación.

Se habla abiertamente de un sustituto de lujo, que no puede esperar si no quiere ver su carrera truncada. Llegó con apenas 24 años, pero el tiempo ha pasado y ya se ha plantado en los 27, acumulando pocos minutos de experiencia. Incluso Jan Oblak, esloveno y con el que tiene muy buena relación -yéndose juntos de vacaciones-, parece que le habría recomendado reconducir su situación para buscar minutos en otro club. El año pasado una cesión al Lille francés tampoco acabó fraguando de la mejor forma. El verano anterior eran muchas las voces que insinuaban una salida del meta croata: ya fuera mediante una cesión o traspaso. No llegó ninguna oferta suficientemente interesante e Ivo Grbic acabó por quedarse en el Atlético.
En cualquier caso, la jugada tampoco ha salido tan mal. Ha tenido más minutos de los inicialmente esperados y los ha sabido aprvechar. Ha sido un muy buen escaparate, con actuaciones incluso en la Champions que lo ponen en el mercado de cara a este próximo mercado. El contexto anticipa un posible cambio de aires, atendiendo a que Oblak está considerado entre los mejores del mundo y pocas opciones va a dar. El propio Grbic coincide en señalar a su compañero esloveno como uno de los más destacados de la escena internacional y con pocos porteros que puedan hacerle sombra. El croata, de 1.95 m y 82 kilos, habrá que ver, por lo tanto si cumple o no con su último año de contrato.

Su madre, de pequeño, según reconocía el protagonista de este artículo a un medio, ya le sugirió, ante su gran hipercatividad y pasión por el fútbol que tenía que ser portero. Lo es y con un interesante porvenir por delante, pese a algunos aspectos por pulir especialmente a nivel técnico donde es algo heterodoxo. Formado en la cantera del Hadjuk Split, llegó al Atlético desde el Locomotiva de Zagreb, renunciando a una oferta del West Bromwich Albion de la Premier League. Grbic, que reconoce que le gusta la posición de portero por «ser compleja y requerir de un carácter especial», tiene por delante algunos de los años más importantes en la carrera de un guardameta: los de madurez, cuando el cancerbero se va acercando a la treintena. ¿Cuál será su próximo destino?
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