Mamardashvili, un georgiano bajo palos en la Liga

Temporada y media (ésta última, 22/23 ya encarando el tercio decisivo) han servido a este guardameta georgiano en el Valencia para ganarse de forma merecida la atención de grandes equipos europeos y situarse como una de las más interesantes promesas bajo palos del Viejo Continente. Pese al mal desempeño del club ‘ché’ en este tiempo, Giorgi Mamardashvili, de casi dos metros, silueta fina y estilizada y buenas cualidades, se ha hecho con la titularidad en un equipo que desde hace ya varias campañas vive inmerso en una crisis permanente, que lo aleja de lo que fueron años gloriosos y donde, por historia y trayectoria, parece que debería estar (al nivel de Real Sociedad, Villarreal o Betis).

Llegó al club del Turia, inicialmente mediante cesión del Dinamo de Tblisi, por un montante de 50.000 euros, con opción de compra por 850.000 euros y ampliación de contrato para tres temporadas (y que se ejecutaron en un plazo bastante corto). Tenía 20 años y su destino, en un un principio, era el filial, en Mestalla. En pretemporada, con Bordalás en el banquillo, las lesiones de Cillessen y Jaume le abrieron las puertas del primer equipo. En su primera temporada, la anterior (21/22) disputó 21 partidos. Según leemos, esa cifra le permitió ganar más en concepto de partidos jugados con la primera plantilla que de sueldo, establecido entonces, en 70.000 euros brutos. Según parece, en el contrato se marcaba una cifra de 7.000 euros por partido jugado si se superaba la cifra de los 20 encuentros con el primer equipo.

Y si su titularidad ese primer año se vio interrumpida por periodos cubiertos por el neerlandés Cillessen, en ésta, pese a los cambios en el banquillo, no parece que haya discusiones sobre el inquilino de la portería. En septiembre pasado (2022) se le renovó hasta 2027 y se fijó una cláusula sobre los 100 millones de euros, para desinflar posibles cantos de sirena que pudieran llegar desde la Premier. El Valencia, a priori y salvo necesidades financieras sobrevenidas y que les han llevado a vender activos como, por ejemplo, Carlos Soler al PSG, tiene un portero de presente y futuro de garantías y solvente. Un pilar, sobre el que asentar un proyecto más sólido, que les permita pensar en cotas más altas que estrictamente la permanencia.

Su descubridor fue el agente Antonio López, en un encuentro de Europa League del Granada hace dos temporadas frente al club georgiano del Locomotiv de Tiblisi, donde Mamardashvili estaba cedido por el Dinamo de la misma capital. Lo ofreció a clubes de Primera y Segunda, pero solo Levante, Girona, Fuenlabrada y Elche mostraron cierto interés. Se lo llevó el Valencia, en una operación financiera redonda -hoy se calcula que el meta puede tener un valor de mercado por encima de los 20 millones de euros– y haciéndose con un portero ágil bajo palos y eficaz en el uno contra uno. Cierto es que hay cosas por pulir, como el juego aéreo o con los pies, pero parece claro que es una de las grandes promesas de la Liga y del panorama internacional.