Víctor Valdés ya avisó que cuando colgara los guantes, de forma metafórica «apagaría la luz» y esperaba despúes no ser encontrado (o que por lo menos fuera difícil hacerlo). Estos últimos días (primeras semanas de enero de 2018) circuló por la redes el rumor y la confirmación del adiós del que, para algunos, ha sido el mejor portero de la historia del F.C. Barcelona. Lo cierto es que sus plataformas en redes sociales se han fundido a negro o vaciado de contenidos y que varios medios, especializados o no, han dado la noticia sobre la retirada del guardameta de L’Hopitalet de Llobregat.
Hasta llegar a este día, su carrera ha sido no solo meritoria sino extraordinaria. Atesora un palmarés que el propio Casillas ha destacado en Twitter como una muestra del «gran portero que eres» (y tampoco es que sean palabras que vengan de un deportista con una carrera discreta, precisamente). Valdés, nacido en 1982, de familia de origen zamorano emigrada tras la Guerra Civil a Barcelona, siempre ha sido una persona singular, diferente, poco amante de los focos, de la fama… Y que ha sorprendido con expresiones como que «sufría jugando de portero» o que no entendía muy bien «por qué lo hacía».
De hecho, en más de un momento parece que se planteó dejarlo, antes incluso de llegar a la élite aunque entrara siendo muy pequeño en las categorías inferiores del Barça y, además, fuera alabado con unas perspectivas de futuro sensacionales (como así ha sido). Se hace difícil imaginar cómo habrá vivido su carrera deportiva alguien que no disfrutaba con su cometido cuando se ha visto llevado a situaciones de máxima tensión competitiva como varias finales de Champions League o jugar en un Camp Nou con capacidad para más de 100.000 espectadores pendientes de cualquier error y exigentes críticos del rendimiento de su equipo.
Una gran trayectoria, no carente de cierta polémica
Valdés no solo ha sabido durante su trayectoria saber sobrellevar esta presión sino que además lo ha hecho durante la que, casi con toda seguridad, ha sido la etapa más brillante del club catalán. Ganó tres Champions y obtuvo cinco premios Zamora, entre muchos de sus títulos logrados. Portero ágil, rápido, felino, ha dejado para la historia del Barça y de la Liga algunas paradas extraordinarias. Sus inicios, de todos modos, con el primer equipo nu fueron fáciles. Cometió algunos errores y tuvo que hacer frente a los pitos del Camp Nou pero poco a poco, o mejor dicho de forma bastante rápida, se hizo con la afición blaugrana que llegó a considerarle pilar indispensable de los éxitos obtenidos. Su adiós del club fue polémico por discreto, por poco protocolario y porque directiva y socios esperaban que Valdés acabara su carrera en el Barça. Tenía una oferta de renovación pero prefirió probar la aventura extranjera. Una lesión de rodilla en su última campaña en partido contra el Celta truncó una aparente oferta, bastante avanzada, del Mónaco y también alguna otra opción de la que se habló entonces como el posible interés para su incorporación del Liverpool.

Al final fue el holandés Van Gaal quien lo repescó para el fútbol de élite dándole una oportunidad en el Manchester United que a la postre solo se tradujo en esporádicas apariciones en la Premier, un conato de enfrentamiento (recordando el que ya vivieron en el Barça cuando Valdés todavía era jugador del filial) y una cesión al Stándard de Lieja belga para media temporada que no tuvo continuidad.
El año pasado militó en el Middlesbrough de Aitor Karanka y este año estaba sin equipo aunque ofertas no faltaron. Clubes como el Deportivo de la Coruña, Betis, Las Palmas o, incluso, el Sporting de Lisboa preguntaron por el guardameta. Al final ha decidido colgar los guantes a los 35 años y dedicarse a una productora audiovisual montada con dos socios, de temática deportiva (veremos si es, sobre todo, futbolística) y que ha despertado el interés del sector. Será tiempo para sus aficiones y también para su familia (mujer y tres hijos), algo que siempre se ha destacado de su personalidad.
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