Victoria por 0-3 del Barcelona en el último ‘clásico’ de 2017 que dejaba momentáneamente a los culés a 14 puntos de los madridistas (eso sí, estos con un partido menos, pendiente en el campo del Leganés, por haber disputado y ganado el último Mundialito de Clubes).
En el clásico, la primera mitad acabó con empate a cero, un juego muy equilibrado entre ambos conjuntos y dos paradas sensacionales de ambos porteros (una por cada lado y de mucho mérito). Navas salvó un gol cantado a disparo de Paulinho de semivolea y a bocajarro sacando una mano salvadora por arriba en un gesto de extraordinarios y veloces reflejos. Espectacular. El pase filtrado, mágico, sutil y preciso lo había realizado Messi. Ter Stegen, también fiel a su estilo, muy germánico, desvió a córner un tiro con poco ángulo pero desde muy cerca de Cristiano Ronaldo, sacando un pie izquierdo difícil y salvador.
Segunda parte, cambio radical
En la segunda mitad el panorama cambió completamente. El Barcelona se adueñó del balón, del juego y tuvo muchas y claras ocasiones. De ahí que el resultado incluso podría haber sido más abultado si no hubiera sido por Keylor Navas. Sacó una mano complicada a chute cruzado de Messi e incluso salvó en el 0-2 un uno contra uno con Suárez que al final acabó en mano de Carbajal, expulsión y penalti que transformó el diez azulgrana de forma inapelable con un gran y potente zurdazo elevado. También salvó otro duelo, esta vez contra el luso Semedo.
En el capítulo negativo solo puede atribuírsele haber hecho algo más -aunque difícil- en el tercer gol cuando a disparo sin oposición a pase de la muerte hacia Aleix Vidal, el balón se le escurre por debajo del cuerpo y acaba en el 0-3 definitivo. El costarricense venía desde el primer palo para tratar de tapar in extremis una situación totalmente desfavorable a su cometido y muy ventajosa para el jugador catalán.
Por su parte Ter Stegen le sacó otro balón en parecidas circunstancias a las del primer tiempo a Sergio Ramos, también con poco ángulo y desde cerca, que desvía nuevamente a córner pero esta vez interceptando la pelota con el hombro o el pecho. En definitiva, gran partido de sendos cancerberos cuya contribución al desarrollo del juego y el resultado final fue decisiva.
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