¿Joel Robles, protagonista de la mejor parada de esta Liga tan particular?

Corrían ya los últimos minutos en el campo del Betis, en el enfrentamiento contra el Espanyol, cuando el guardameta del cuadro andaluz realizó la que, sin duda, es una de las grandes paradas de este torneo. Una intervención a bocajarro, sacando una mano milagrosa y a la altura de paradas realizadas por los más grandes de este deporte. Sin ir más lejos, viene a la memoria una actuación de características parecidas en un Sevilla-Real Madrid y con Iker Casillas bajo palos. En el caso de Joel Robles, saca una mano abajo tras un centro lateral raso, el típico ‘pase de la muerte’, al chino Wu Lei que solo tenía que empujarla. Robles venía en sentido contrario, desde el primer palo, cuando, para sorpresa suya, el remate del atacante del Espanyol no es recto sino cruzado. Eso le dio una oportunidad, consiguiendo rechazar el balón en una buena estirada. Y, en una acción con toda la intención -ya que no parece que se la encuentre-, que los comentaristas del duelo no tardaron en calificar como una de las mejores -sino, la mejor- de esta Liga.

Gran intervención de un portero algo extravagante, heterodoxo a nivel técnico, de gran planta y que este año se ha hecho con la titularidad tras la marcha de Pau López a la Roma. Su nivel durante el año ha sido irregular, en consonancia con el desarrollo del equipo durante el campeonato. Contra el Espanyol, en cualquier caso, estuvo bien en líneas generales y sobresaliente en esa parada ante el remate de Wu Lei.

Con justicia, en cualquier caso, hay que decir que es más demérito del atacante que acierto del portero que, ante un remate en condiciones, no habría podido hacer absolutamente nada. Hablamos de un gol cantado, a menos de dos metros de la línea de la portería, centrado, y con todo a su favor. El Espanyol perdió en ese momento la oportunidad del empate, de sumar un punto, como también había desaprovechado una clarísima ocasión en la primera parte en las botas del argentino Calleri, que solo ante el portero, da demasiados toques, pierde el equilibrio y permite que el central le recupere terreno e intercepte su disparo. Habría supuesto la ventaja para el equipo de Abelardo.

El Espanyol, con esta derrota, queda virtualmente en Segunda, a ocho puntos de la permanencia, a falta de 21 en disputa. Hacía 26 años que no bajaba a la ‘categoría de plata’, como parece que práticamente de forma irremisible este año va a hacer después de una temporada para olvidar, con tres técnicos y unos jugadores que no han ofrecido el rendimiento exigible.

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