Se las prometía muy felices a su llegada a París tras realizar varias campañas muy buenas en el Eintracht de Frankfurt de la Bundesliga. Estaba considerado como uno de los porteros jóvenes más prometedores del país germánico. Por contra en el París SG el italiano Sirigu no acababa de convencer al staff técnico que dudaba si tenía a un portero del nivel de la plantilla que querían construir, dominadora en su país y con opciones claras en la Champions. Su llegada, la de Kevin Trapp, era por lo tanto una apuesta de presente y futuro para llegar a poder alzar la ‘orejona’. Su entrenador en la capital francesa, Laurent Blanc, hablaba muy bien del meta alemán y aseguraba tener dipositadas en él grandes esperanzas.
La realidad varias temporadas después se ha demostrado que no ha sido así. Areola, que salió cedido una temporada al Villarreal y que se vio favorecido por la lesión de larga duración de Sergio Asenjo, jugó con regularidad y pese a su casi prematura edad dejó extraordinarias sensaciones. El París SG lo recuperó a final de temporada pasando a competir con Trapp por la titularidad. En este tiempo que han coincidido el meta galo y el alemán ninguno de los dos ha acabado por afianzarse en la titularidad. Ambos han combinado buenas actuaciones con otras discutibles o bastante irregulares. Impropias, incluso podría decirse, del alto nivel de ambos.

Este julio, el desembarco de toda una leyenda de la portería como el italiano Buffon, pese a sus 40 años, ha supuesto la salida en una cesión de Kevin Trapp, que vuelve al equipo en el que empezó a despuntar y en el que en pocas semanas se ha hecho con el puesto bajo los palos. ¿Volverá Trapp al nivel que había tenido y a ser verdaderamente un digno rival de Ter Stegen por la suplencia en la selección germana, por detrás del intocable Neuer? ¿Recuperará la posibilidad de optar al marco de uno de los clubes más grandes de Europa y del mundo?
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