Incluso los mejores cometen errores. Y entre estos, la élite entre la élite, los guardametas de los mejores clubes del planeta. En España no puede costar mucho encontrar por ejemplo errores de los que han estado considerados en las últimas campañas como los mejores porteros del torneo, casos de Oblak, Courtois o Ter Stegen. Pero en este artículo, el protagonista es el italiano Donnarumma, el guardameta joven más prometedor del mundo y que en su primera temporada -como le pasó a su compatriota Buffon, aunque en un contexto de carrera deportiva completamente opuesto- ha vivido en su primera campaña en el PSG.
La alternancia en la titularidad durante la mayor parte de la temporada con el costarricense procedente del Real Madrid, Keylor Navas, puede que no haya ayudado. De hecho, mirando atrás, el belga Courtois, con los blancos tampoco ofreció su mejor nivel cuando no se supo ni sintió indiscutible; circunstancia que ha cambiado de forma muy notable en los últimos años, recuperando sus mejores registros y actuaciones.

Así, puede deducirse o señalarse la falta de confianza plena del entrenador como motivo de incertidumbre o que erosiona el mejor comportamiento del guardameta. Sea como fuere, el error aquí tratado fue de bulto y supuso una eliminación europea casi inexplicable. Podría incluso considerarse como el error más decisivo de un portero en esta edición de la Champions League. El desliz en cuestión fue el cometido con el pie tras una presión del francés Benzema, en la eliminatoria entre los parisienses y el Madrid, que acabó en un mal pase, recuperación de Vinicius y gol del ariete francés. Aquel fue el inicio de la remontada que acabaría con el PSG fuera del torneo.
Los galos fueron mejores durante tres cuartas partes de la eliminatoria pero el error de Donnarumma los metió otra vez en competición y reaccionaron casi de forma milagrosa. El meta italiano es joven –nacido en 1999– y tiene mucho margen de corrección. En su caso, también titular con su selección, habrá ya sacado conclusiones y es más que probable que su progresión siga hacia arriba de forma imparable, como la mayoría de los factores apuntan.
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