
Era uno de los últimos partidos de esta pretemporada antes del comienzo oficial de la Premier, cuando el meta alemán Loris Karius saltó al terreno de juego para disputar algunos minutos. Fue entonces cuando la afición del Liverpool se puso en pie y ovacionó al que para muchos fue uno de los tristes responsables de la derrota inglesa en la última final de Champions League en Kiev frente al Real Madrid. Pese a que durante las semanas próximas se buscaron dudosas explicaciones al mal rendimiento de Karius sostenidas en un supuesto encontronazo con Ramos que le representó una conmoción cerebral, lo cierto es que la actuación del portero fue determinante en dos de los cuatro goles encajados. En el primero falló en un saque con la mano en corto que interceptó Benzema con el pie enviándolo a la red. Y en el cuarto no acertó a atajar o despejar un disparo potente pero centrado y lejano de Bale que se le escurrió de forma algo inexplicable en un portero de su calidad y acabó en el fondo de las mallas.

Las imágenes del guardameta al término del encuentro desconsolado, llorando y pidiendo perdón pasarán tanto a la historia del club red como a la historia de la competición. Después, Internet se inundó de ‘memes’ y comentarios críticos con Karius pero también hubo espacio para el apoyo de otros colegas de profesión o del mismo Jurgen Klopp empecinado en dar veracidad a la supuesta conmoción. Sea como fuere, el Liverpool se ha reforzado este verano en esa posición con el fichaje del brasileño procedente de la Roma, Alisson Becker, por un montante alrededor de los 70 millones de euros y que es uno de los más caros de toda la historia de este deporte.
En cualquier caso, gesto bonito el de la afición mostrándole su apoyo y cariño pese a lo ocurrido en mayo en la capital ucraniana y que se sumó a la desgracia de perder por lesión a la media hora a su jugador más desequilibrante, Mohamed Salah. El egipcio, por cierto, mostró su apoyo a Karius en las redes con un mensaje de ánimo y conminándolo a «ser fuerte».